Ciudad 40, el 'paraíso' ruso que no sale en el mapa y que fue un secreto nuclear.



Los habitantes de Ciudad 40, también conocida como Ozersk, no son unos ciudadanos rusos más. Viven en una ciudad de la que durante varios años no se podía salir, una de las ciudades que la Unión Soviética construyó para su carrera armamentística y la única que todavía sigue existiendo a pesar de haber cambiado varias veces de nombre.


En total son unos 100.000 habitantes cuyos nombres fueron borrados del censo para no dejar huella; un lugar totalmente vigilado y controlado para ensayar con experimentos nucleares, tal y como recoge The Guardian. Justo después de que terminara la Segunda Guerra Mundial, Rusia decidió que debía construir un lugar en el experimentar con armas nucleares ante la Guerra Fría que se avecinaba con EEUU y pensó en Ozersk, justo al lado de la central nuclear de Mayak. Allí nacería la primera bomba nuclear de la Unión Soviética.
Era una ciudad nueva y vacía, así que había que llenar sus calles con miles de personas. Hasta allí se trasladaron cientos de rusos a los que les prometían unas condiciones de vida muy superiores a las del resto de compatriotas. Ventajas laborales, una vivienda, buena educación y una ciudad con todos los servicios: ¿quién iba a decir que no?
Era un paraíso terrenal pero tenía un problema: no se podía tener ningún tipo de contacto con el exterior por tanto sus habitantes no eran libres. Con la escusa de que allí estarían a salvo y de que servirían como un "escudo nuclear" se les dibujo que el resto de personas eran unos enemigos.
La historia es digna para una película y eso es lo que pensó la directora Samira Goetschel que se puso a trabajar en el documental City 40 (Ciudad 40), para contarlo Goetschel se ha adentrado en la ciudad y ha conseguido que algunos de los habitantes cuenten la historia. Un trabajo complicado teniendo en cuenta que está completamente prohibido grabado y que para entrar hace falta un permiso especial. 
Los rusos de Ozersk tienen un mayor nivel de vida pero mueren antes que el resto de sus compatriotas debido a las altas tasas de radiación. Ciudad 40 tiene grandes plazas, parques y lagos pero todo es pura apariencia. Uno de esos grandes lagos es una enorme balsa contaminada de plutonio y un cartel de 'prohibido el paso' avisa a los habitantes del peligro. Eso, entre otras cosas, explicaría la elevada tasa de cáncer entre sus ciudadanos. "La tasa de cáncer es enorme y sus hijos nacen con cáncer. Mueren de cáncer. Sin embargo, lo toman como parte de la vida", cuenta Goetschel en Vice.
A pesar de ser uno de los lugares del mundo con más contaminación, la vida en Ozersk continua.

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