Los Señores del Mundo-The winnowing-

Isaac Asimov  The winnowing

En 1976, en pleno auge de las previsiones pesimistas sobre el aumento catastrófico de la población mundial, que surgieron a raíz del primer informe del Club de Roma (1972), Isaac Asimov publicó un cuento de ciencia-ficción (The winnowing, en español La criba), en el que sugería una forma (altamente inmoral) de detener ese aumento catastrófico de población. Este es el resumen del cuento:

En el año 2005, el aumento imparable de población provoca hambrunas en los países del tercer mundo. Para contenerlo, las autoridades mundiales (la ONU), dominadas por el primer mundo, deciden aplicar un triaje (una criba) a la población mundial. Para ello, ordenan a un científico (que no quiere hacerlo, pero le amenazan con represalias contra su familia) que desarrolle una proteína que sea venenosa para un 70% de la población, pero inocua para el resto, en función del ADN de cada individuo, con lo que sus efectos serán drásticos, pero aleatorios. La proteína será introducida en los alimentos enviados para paliar las hambrunas, con lo que la población mundial descenderá a niveles más manejables. El plan no sale exactamente como estaba previsto, porque el biólogo encargado de desarrollar la proteína se la hace comer (sin que ellos lo sepan) a los líderes mundiales, un 70% de los cuales morirá en consecuencia. Como la proteína ha sido adaptada al ADN del científico para que sea venenosa para él, al comerla se suicida, escapando así de las consecuencias de lo que ha hecho.

Cuarenta años después de la publicación del cuento de Asimov, las cosas no se ven de forma tan pesimista. y el libro Word Population: Past, Present and Future, que recopila varios trabajos, las Naciones Unidas, dominadas por los países del Primer Mundo (los Estados Unidos y la Unión Europea) están llevando a cabo una especie de conspiración para disminuir la población mundial que no difiere mucho de la descrita por el cuento de Asimov, aunque con medios menos burdos. Estos medios, que actuarían simultáneamente sobre las dos variables que influyen en la población mundial (las tasas de natalidad y mortalidad) son los siguientes:
  1. Promover el aborto provocado en todo el mundo, presionando a los países donde todavía no es legal o no se considera un derecho para que lo admitan como tal, y forzando a los médicos a realizarlos, sin tener en cuenta la objeción de conciencia. En esta línea, se está planeando obligar a todos los estudiantes de medicina a realizar abortos como condición indispensable para obtener su título. Recordemos que, en España, uno de cada seis embarazos termina en aborto provocado.
  2. Promover la homosexualidad en todo el mundo. En esta línea se ha creado un nuevo alto cargo de la ONU, el ombudsman para cuestiones LGTB, cuya misión no se limitará a investigar la violencia contra homosexuales, pues también promoverá la agenda LGTB en los países donde aún no se admite como un derecho. Por supuesto, cuanto más se extienda la homosexualidad, más disminuirá el número de nacimientos.
  3. Avanzar poco a poco hacia la aceptación social de la eutanasia como medio para eliminar a los ancianos que producen poco y consumen muchos recursos de la sociedad a través de sus pensiones y de la atención médica. Al revés que los dos procedimientos anteriores, que actúan reduciendo la tasa de natalidad, esta medida, que actualmente desempeña un papel pequeño, actuaría aumentando el valor de la otra variable, la tasa de mortalidad.
Como la Iglesia Católica permanece firme en su defensa de la dignidad humana y los derechos del hombre y se opone abiertamente a estas tres medidas, se ha convertido en el enemigo a batir.  Si esta conspiración mundial llegara a imponerse, probablemente se desencadenaría una persecución global contra los católicos que no se dejen arrastrar por la ideología dominante. No me extrañaría que ser católico llegue a convertirse en motivo suficiente para la aplicación de la eutanasia, como predijo Robert Hugh Benson en su novela Lord of the World (1907).
Aunque hasta ahora, a pesar de los esfuerzos continuos de los países del Primer Mundo, no hayan conseguido imponer su agenda, gracias a la oposición de los países musulmanes, africanos y de Rusia, la presión permanente está empezando a hacer efectos, y hay indicios preocupantes de que puedan conseguirlo en un futuro más o menos próximo.

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