Podrá Perú domar la fuerza de las lluvias?

Perú debe construir infraestructura para resistir al clima extremo después de que lluvias causaran daños de $3 billones.

Para la mayoría de los peruanos, las inundaciones de este año han sido las peores desde que se tiene memoria. Las lluvias fueron de un volumen diez veces mayor que el habitual, incrementaron los caudales y causaron inundaciones generalizadas e inmensos deslaves que arrasaron con barrios marginales.
Más de 100 personas han muerto, casi 158,000 han sido desplazadas, y 210,000 hogares han sido dañados, según el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional de Perú. La infraestructura se llevó un golpe fuerte: se derrumbaron 260 puentes y casi 3,000km de caminos han quedado inutilizables, dejando sin comunicación a cientos de pueblos y ciudades.
La temporada de lluvias del Perú cae por lo general en el primer trimestre del año. También se le conoce como la “temporada de deslaves”, pero pocos recuerdan huaycos, como se les conoce en el idioma Quechua local, de una intensidad y una escala como esta. Mientras que el servicio de meterología del Perú reportaba en marzo lluvias sin precedente en el norte del país, los ríos que normalmente están secos se convirtieron en torrentes furiosos – y nunca antes había vivido tanta gente en su camino.
El país está mal preparado para las temporadas de inundaciones, incluso cuando éstas son más clementes. Pero la brutalidad de la temporada este año en Perú ha puesto en evidencia la infraestructura desigual, el crecimiento desordenado e informal y la muchas veces inexistente planeación urbana en el Perú.
“En medio del desastre se ha abierto una gran oportunidad para el país,” dijo a The Guardian Jorge Nieto, ministro de defensa de Perú, en el pueblo Huamey, afectado por las inundaciones. “Creo que hemos aprendido por las malas que este país necesita una reconstrucción de proporciones históricas.”
Nieto, que ha estado al frente de los esfuerzos de rescate y despliegue de las fuerzas armadas a través del país, dijo que las ciudades y pueblos carecen de defensas básicas contra las inundaciones, y que los ríos que fluyen de los Andes hasta el Pacífico, que son aproximadamente 30, necesitarían ser canalizados, en particular en zonas urbanas.
Ya que el Perú se sacude entre sequías e inundaciones, también deberían instalarse reservorios en las montañas, dijo Nieto, para que el agua de lluvia pueda ser almacenada en el país cuando hay escasez. “De esa manera garantizaríamos nuestro suministro de agua para que las lluvias sean una bendición y no un problema,” agregó.
El desastre natural, al que los meteorólogos están llamando un “El Niño de la costa” ha causado daños equivalentes a $3.1 billones (£2.5 billones), llevándose 0.5% del PNB proyectado para el país en 2017, de 3.4% a 2.9%.
La reconstrucción costaría alrededor de $9 billones, dijo el presidente Kuczynski la semana pasada. La primera fase pagaría la “reconstrucción inmediata” de ciudades y pueblos. La segunda fase, más larga, implicaría construir infraestructura para hacer del Perú un país más “moderno y organizado”, al enfrentarse con la probabilidad de más eventos climáticos impredecibles y extremos.
Las inundaciones también amenazaron de manera temporal al suministro de agua en la capital peruana. Más de 25 deslaves, que arrastraron troncos de árboles, ganado muerto y escombros de casas destruídas, obstruyeron las plantas de tratamiento en el río Rimac, con lo cual, la comisión del agua, Sedapal, se vio obligada a suspender la captación y tratamiento de aguas durante cinco días.
Lima, la segunda ciudad más grande del mundo ubicada en un desierto después de El Cairo, está más acostumbrada a tener escasez que un exceso de agua, y la infraestructura de la ciudad fue “insuficiente” para lidiar con el diluvio, admite el director del consejo de Sedapal, Rudecino Vega.
“Hace tres meses, el gobierno se estaba preparando para una sequía. Semanas más tarde, hemos tenido una cantidad de lluvia que es el diametral opuesto de una sequía,” comentó a The Guardian.
Poco después de que el presidente Kuczynski se comprometió a brindar a los peruanos 100% de cobertura de agua, 24 horas al día, antes del fin de los cinco años de su presidencia, el desastre natural puso de manifiesto con “brutal claridad” la insuficiencia de la infraestructura de suministro de agua. Alrededor de 1 millón de peruanos en Lima carecen de acceso al agua potable.
“La gente está viviendo en lugares donde no deberían,” dijo Kuczysnki el mes pasado, refiriéndose a las decenas de miles de víctimas que vivían en las zonas afectadas por las inundaciones. “Tenemos que controlar a las municipalidades para que no permitan el tráfico de tierras en barrancos y montes. Estamos viendo los resultados,” insistió.
Alrededor de medio millón de personas habitan en las llanuras aluviales en el Perú, de acuerdo con un reporte por la Autoridad Nacional del Agua. La migración masiva de las zonas rurales a las ciudades significa que las personas “se han asentado en donde quiera que han podido en zonas marginales donde nadie querría vivir si no se vieran obligados por la pobreza,” dice Ernesto Ráez, ecologista tropical y otrora consejero del Ministerio del Ambiente en Perú.
La reconstrucción de partes de Lima y otros pueblos y ciudades en la costa de Perú debe ser “adaptativa o correctiva”, dice Ráez, y podría implicar la reubicación de cientos de miles, o hasta millones, de personas. El cambio climático traerá condiciones meteorológicas extremas con más frecuencia.
Las Naciones Unidas también ha advertido que el Perú deberá invertir en sistemas de alerta para peligros múltiples y asegurar que sus ciudadanos comprendan mejor los riesgos de tales desastres. “Este es un evento único a gran escala que necesita ser visto en el contexto del calentamiento del planeta, donde los episodios de variabilidad extrema del tiempo se están haciendo más evidentes,” dice Robert Glasser, representante especial del secretario general de las Naciones Unidas para la reducción del riesgo de desastres.
“Para tener éxito en la prevención de desastres como éste, y para reducir las pérdidas a causa de los desastres, necesitamos asegurar que haya una mucha mayor comprensión de la naturaleza del riesgo de desastres en la sociedad. Esto incluye un mejor entendimiento del impacto del cambio climático y cómo altera los patrones climáticos locales.

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