En la República Democrática del Congo acaban de celebrar la Navidad.
Millones de personas en la República Democrática del Congo acabamos de celebrar la Navidad.
Kimbanguistas creyentes esperan delante del templo durante las celebraciones de Navidad Nkamba |
“¿Y por qué no? La mente del hombre es capaz de cualquier cosa, porque está todo en ella, tanto el pasado como el futuro. ¿Qué había allí, después de todo? Júbilo, temor, pesar, devoción, valor, ira -¿cómo saberlo?-, pero había una verdad, la verdad despojada de su manto del tiempo".
Así reflexionaba Joseph Conrad en su libro El Corazón de las Tinieblas sobre la capacidad del hombre y sobre los pueblos congoleños. Una capacidad que, a orillas de ese mismo río, dio lugar a una nueva religión nacida en 1921 y conocida popularmente como Kimbanguismo.El Kimbanguismo, originario del entonces Congo Belga, actual República Democrática del Congo, es una religión que hunde sus raíces en el cristianismo pero que mezcla tradiciones de origen africano y que además gira en torno a una persona, su profeta y fundador, Simon Kimbangu, de quién recibe su nombre.
¿Pero quién era este profeta? Simón Kimbangu había nacido en Nkamba, no muy lejos de la capital, Kinsasha. Huérfano, desde muy joven acabó criado en una misión belga donde adquirió sus conocimientos y donde comenzó a difundir la doctrina cristiana y a enseñar la Biblia. Cuentan los escritos que el futuro profeta tuvo varias visiones y desde 1921 inició un misterio que ganaba cada vez más adeptos, tanto por sus enseñanzas como por las habladurías sobre un supuesto talento para realizar milagros.
El número de discípulos creció rápidamente y no tardó en llegar a los oídos de los gobernantes belgas, quienes, para frenar este nuevo movimiento religioso, optaron por encarcelar a su líder en una de las regiones más remotas del país, en la actual Lubumbashi. Kimbangu murió encarcelado en 1951, pero el número de seguidores se fue multiplicando a pesar de las prohibiciones del gobierno belga. El aumento de la congregación responde a que los movimientos religiosos funcionaron como vías de canalización del descontento popular hacia los europeos que también se expresaba en los movimientos políticos, sociales o sindicalistas.
La religión se convirtió en Iglesia oficialmente a partir de 1958, cuando uno de sus hijos, Jose Diangienda Kuntima, proclamó la Iglesia de Jesucristo sobre la Tierra por su enviado especial Simon Kimbangu basándose en los preceptos y la doctrina de su padre.
Actualmente el Kimbanguismo, que forma parte del Consejo Ecuménico de las Iglesias, cuenta con al menos 5,5 millones de miembros que se reparten por diferentes países de África (RDC, Congo-Brazaville, Angola, Zambia, Burundi...) y, en mucha menor medida, algunos países occidentales (Estados Unidos, Francia, Alemania, España, Portugal, Bélgica...) Esta religión reconoce las figuras del cristianismo y el papel de la Biblia como libro sagrado, predica el amor al prójimo, la práctica de buenas obras y la obediencia a las leyes divinas. Sin embargo existe una asimilación entre el cristianismo más puro y la tradición propia del kimbanguismo: Simon Kimbangu es el profeta, el elegido por Dios en la Tierra y por tanto, es la reencarnación misma de Cristo.
Además, esta Iglesia proscribe las bebidas alcohólicas, el tabaco y las drogas, así como el baile, la poligamia y el adulterio. Curiosamente, la Iglesia Kimbanguista promueve fervientemente el aprendizaje del silabario Mandombé, creado en 1978, en sus escuelas y que se ha convertido en el alfabeto utilizado por este culto. Por otro lado, Nkamba, la ciudad natal del profeta, es uno de los santos lugares de estos creyentes y a diferencia de la tradición cristiana, los kimbanguistas celebran la Navidad el 25 de Mayo.
Pero si algo caracteriza a esta creencia y la diferencia definitivamente de cualquiera de las variantes cristianas, es el valor que tiene la naturaleza y el respeto al medio ambiente. El ser humano no puede estar por encima de lo que le rodea, porque es parte del vínculo natural que existe en el mundo. Así los animales y las plantas no son simplemente un recurso al servicio del ser humano, sino que deben ser respetados.
Todo ello forma parte de una doctrina que ha logrado evolucionar desde 1921 incorporando a sus creencias toda una serie de elementos no siempre de origen africano. Esta capacidad asimilacionista ha logrado que el Kimbanguismo y sus preceptos se vayan difundiendo desde el mismo corazón de África.
Una congregación kimbanguista se goza durante las celebraciones de Navidad |
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