Álvaro Obregón 286: la misión encubierta de Israel y España tras el terremoto en México

 Parecía un edificio normal, pero albergaba instalaciones estratégicas; Israel y España enviaron a 122 expertos para rescatar vivos o muertos a dos "blancos".

Apenas había ocurrido el terremoto del 19 de septiembre, y dos países habían encendido sus alertas. En pocos minutos, a más de tres mil kilómetros del epicentro de la emergencia en la Ciudad de México, un ministro y dos cancilleres acordaron que 122 especialistas, entre rescatistas e ingenieros, viajan a territorio mexicano. Lo que parecía el envío de ayuda internacional ante el desastre, en realidad escondía una misión urgente: rescatar a dos blancos catalogados como de máxima prioridad.

El envío de militares y civiles con entrenamiento castrense estaba pactado. Se trataba de militares españoles especializados en rescates con alto grado de complejidad; así como civiles israelíes con entrenamiento de élite, todos con distintos rangos como oficiales, que fueron reclutados como reservas de las Fuerzas de Defensa de Israel, específicamente para la operación estratégica que se planificaba en México.
Minutos después del sismo, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, contactó vía telefónica al secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, confirmó el embajador de Israel en México, Jonathan Peled. Una comunicación en el mismo tono la haría el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación del Gobierno de España, Alfonso María Datis, con el canciller. En ambos casos se había acordado la operación multinacional en la Ciudad de México.

Ambos equipos de especialistas se conformaron en menos de 24 horas.
 Y 12 horas después, los 122 especialistas ya operaban en los derrumbes ubicados en Álvaro Obregón 286, en la colonia Roma Norte; en Escocia, colonia Del Valle; en la fábrica de ropa de la colonia Obrera, y en la Unidad Habitacional Tlalpan.

En cuestión de minutos, el equipo israelí montó una operación táctica y poco visible. Las autoridades mexicanas en la zona les permitieron controlar las operaciones de rescate junto con el grupo proveniente de Los Ángeles, California, al que acompañaba la embajadora de ese país, Roberta Jacobson.

Todo ocurrió deprisa.
 Recabaron la información necesaria para ubicar al personaje que buscaban y, en 36 horas, llegaron al punto exacto, el segundo piso del edificio. Entre los escombros encontraron el cuerpo de una mujer que vestía pantalón negro y largas botas negras. Completada la misión, el equipo israelí se retiró del lugar, y horas más tarde abandonó el país.

En el segundo nivel tenía su sede Valora Consultores, una empresa de origen español con sede en La Coruña, en la comunidad autónoma de Galicia.
 En su página de internet asegura que se enfoca en el desarrollo de estrategias de sustentabilidad y responsabilidad social para grandes corporativos como British American Tobacco, Aeropuertos del Sureste y Autlan, entre sus principales clientes se trata de una compañía de “alto perfil para el desarrollo de proyectos de gran valor estratégico”.

Una construcción cualquiera
El edificio marcado con el 286 se encontraba en el perímetro que forman las avenidas Álvaro Obregón, Huichapan, Cacahuamilpa y la avenida Ámsterdam, en la colonia Roma Norte. En todas esas calles durante 15 días se realizaron trabajos de búsqueda, rescate y remoción de escombros.

El equipo de Israel nunca dijo que buscaban a una persona en específico, simplemente que estaban ayudando en las tareas de rescate, pero en realidad sólo les interesaba una persona, y era una mujer que estaba en el piso 2, en las oficinas de Valora Consultores, en uno de los puntos de mayor complejidad, pues permanecía atrapado bajo una trabe de concreto. Ni el shabbath, el día sagrado judío ni la celebración del Rosh Hashanah, el año nuevo judío, que coincidió con esta fecha, detuvieron los trabajos.

Un grupo más pequeño se quedó trabajando en el sector A, tratando de llegar a quienes después descubrirán que eran dos mujeres que habían quedado atrapadas también en el piso 2.
Mientras avanzaban en su búsqueda, el equipo israelí quería romper una trabe colapsada, lo que ponía en riesgo toda la estructura, y que salía de los parámetros de seguridad considerados por el resto de los rescatistas que se opusieron, incluso los españoles.
Todos los que estaban en la zona cero, percibieron cómo las autoridades mexicanas otorgaban mayor prioridad, y mayor grado de participación a los grupos USAR (Urban Search and Rescue) internacionales frente a los nacionales. “Las brigadas como la de Israel, que a mi criterio no hicieron buen trabajo, no reunían las medidas de seguridad necesarias, y hasta ponían en riesgo en determinadas maniobras al resto de los rescatistas”.

Primero se toparon con el cuerpo de una mujer mexicana, a quien sacaron de entre los escombros y llevaron a servicios periciales. Minutos más tarde, el cuerpo que con tanta prisa buscaban los israelíes quedó a la vista, sólo tenían un problema, una de sus piernas había quedado atrapada en otra losa independiente que había que cortar.

Las maniobras que habían hecho obligaban, antes de continuar, a reforzar con polines y vigas la planta baja y el primer piso, para luego comenzar a cortar la nueva losa. Todo esto llevaría por lo menos 12 horas más o un día completo. Se reunió parte del equipo y se decidió amputarle una pierna para extraerla inmediatamente de los escombros. El resto que estaba en el lugar no se dio cuenta de esto, fue muy rápido, con mucho sigilo y cuidado.
El cuerpo ya liberado lo colocaron en una camilla y lo bajaron por la parte de atrás. Las autoridades certificaron la muerte en segundos: mujer de 30 años de nacionalidad mexicana que había perdido una pierna a consecuencia del derrumbe ocurrido en la calle de Huichapan número ocho en la colonia Hipódromo. Aunque aparecía otra dirección era lo que menos importaba, sólo querían llevarse el cuerpo. El nombre quedó reservado y en medio de la noche nadie pudo describirla, sólo pudieron ver que vestía unas botas largas y pantalones negros.

De inmediato se retiraron. Todo el despliegue en la zona, incluso el pequeño centro de atención médica, empacó todo y desapareció.

De acuerdo con el embajador de Israel en México, Jonathan Peled, no tuvieron información sobre “ciudadanos israelíes” entre los escombros. “Se descubrió una víctima que pertenecía a la comunidad judía aquí en México, de origen argentino (…) pero un ciudadano mexicano-judío no hubo en ningún momento, ni ciudadanos israelíes”, aseveró a ejecentral.

Los civiles que viajaban desde Israel eran, todos, especialistas en estructuras, rescate, gestión de información y medicina. Se trató de un grupo de 71 hombres y mujeres que forman parte de las reservas del FDI, explicó el diplomático, integrados al Mando del Frente Doméstico.

Valora Consultores de Galicia,España
Apenas hace dos años llegó a México para trabajar con la empresa Valora Consultores, bajo las órdenes de Senén Ferreiro, CEO de la empresa, que oficialmente se dedicaba a proyectos decorativos, consultorías a empresas sobre temáticas de responsabilidad social y que también desarrollaría un software con ese mismo objetivo conocido como GCSIC, herramienta de gestión para las pymes integrantes de la red española  del pacto mundial de Naciones Unidas.

Aunque habían sido tan abiertos los rescatistas españoles para explicar su misión, por momentos se comportan con cierto sigilo.
Todavía permaneció el equipo español un día más en las labores de rescate, pero sólo un día más. El 24 de septiembre, las cuatro unidades caninas, el equipo médico, de apuntalamiento, perforación, rescate vertical, comunicación; así como para el movimiento de cargas y la localización de personas, e incluso, el que detecta la contaminación del aire por material químico, bacteriológico o gas, todos fueron levantados.
La misión había acabado.
Al edificio 286 llegaron funcionarios de la Secretaría de Gobernación, como el subsecretario Roberto Campa Cifrián, y de la Ciudad de México, de la Secretaría de Movilidad y de Protección Civil. También se ubicó la unidad móvil C-2 de la policía capitalina, que funciona como un centro operativo de enlace con el C-5, desde donde el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, estuvo coordinando gran parte de la emergencia.

La zona fue resguardada por policías federales, el Ejército y la Marina, institución a la que se le encomendó una última misión, recuperar del piso 2 las computadoras y documentos que fueran posibles. Así lo hicieron, con cuidado y de forma sigilosa, se llevaron unos cuantos equipos, el resto había quedado totalmente perdido.
Así quedaba completada la misión, sin rastros claros ni precisos de lo que en esa oficina se manejaba, pero que era tan importante para movilizar, desde Europa, a dos equipos de rescate.


Setmicos

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